La brisa me pegaba en las mejillas rojas , cuanto más rápido , más caía en la profundidad del bosque oscuro. Seguía corriendo y me envolvía un silencio. Seguía corriendo, no veo la vuelta casa. Los árboles iguales , estáticos y blancos impregnados de silencio, repletos de grillos y su ruido tan peculiar rompiendo el silencio de la noche. No puedo. Ya no siento calor, mi vista se nubla de lágrimas tormentosas.No puedo más. Me siento al pie de unos de los árboles, hace frío esta noche, ya se nota que ha llegado el invierno. Recuerdo que tengo la nota arrugada en el bolsillo izquierdo, está muy arrugado , casi ni se entiende la letra:
Karen,
Odio las despedidas , pero el destino lo quiso así , no me busques,
te echaré de menos y sabes que te guardo en el corazón, como tú a mi.
J.M.
¿Cómo se podía haber ido así sin más? ¿Acaso no fui yo su primer amor o solo fui una más? No llego a entender cómo del día a la noche desparecen las personas; personas que el día anterior te había mirado a los ojos, te habían sonreído y jurado y perjurado que las querían. ¿Puede llegar a ser tan hipócrita el ser humano?
Son las tres de la mañana, no creo que rápido encuentre la vuelta casa.